Un día en el año 2000 fui al Hospital y me di cuenta que había un ancianito que la familia lo había abandonado allí y que necesitaban la cama donde el estaba para acostar a otro paciente, yo cuando vi al ancianito decir: “no tengo para donde irme, mi familia me abandono”, yo sentí algo en mi corazón y escuche la voz de mi señor Jesucristo que me dijo a mi mente y corazón “recójalo!”, y yo le dije a mi Dios: pero… que le doy de comer? si en la casa donde vivo yo no tengo ni para comer con mis tres hijos menores…
…y oí nuevamente la voz de Dios decirme, “recójalo y llévelo para su casa”, entonces ante la voz de mi Dios fui donde la jefe y le dije que yo me iba a llevar al viejito para la casa donde vivía y ella me dijo, “¿Ana Beiba en verdad te lo vas a llevar para tu casa? , Vos que no tenés empleo, ni casa propia, en pocas palabras ni para comer y te lo vas a llevar?…” Yo le dije: Si Jefe me lo voy a llevar.
Su nombre era: Gildardo Salas Sanchez.